De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

martes, 3 de agosto de 2010

Yo misma.

Hace tan sólo unos minutos, estaba pasando por unos momentos de verdadero sufrimiento, como muestra esta imagen que debe abstenerse de mirar cualquier persona que padezca enfermedades coronarias, hipertensión, ansiedad, depresión, aún no se haya ido de vacaciones o, peor aún, haya regresado ya:



No os preocupéis por mí. En un par de días volveré a la sombra de mi despacho y aliviaré estas desventuras.

Pues, mientras sufría, he tenido fuerzas para empezar a leer mi segundo libro del verano y alternarlo con otros articulillos de varias publicaciones. En esta época del año, en la que se alienta, desde casi todas las revistas, a hacer buenos propósitos para el nuevo curso, se dan buenos consejos para la "vuelta al cole" y estar guapo/a por dentro y por fuera. Y para estar guapo por dentro, casi todas te recomiendan que "seas tú mismo".

Ja.

La cura para todos los males, la solución a todos tus problemas y la llave que te abrirá cualquier puerta social, es que seas tú mismo, que te muestres tal como eres, sin artificios. Pero digo yo, que depende de quién seas, ¿no? Porque si eres un borde insoportable, no puedes ir por la vida siendo tú mismo y pretender caer bien. Y menos aún si eres un asesino, por ejemplo.

No puedes ser tú mismo y triunfar en sociedad si eres tremendamente tímido. No puedes ser tú mismo y ligarte a tu vecina si eres un guarro y vas lleno de rotos y de manchas. No puedes ser tú mismo y triunfar en el trabajo si eres más vago que la chaqueta de un guardia.

Si yo fuera yo misma, realmente, sin otros esfuerzos, pesaría unos 25 kilos más, no podría cerrar los cajones de mi cómoda, tendría las cuentas en números rojos fosforitos, me habría dado un ataque al corazón por no dormir y varias desgracias más que prefiero no visualizar. Y no me pasa nada de eso (aún), porque cada día intento con todas mis fuerzas no ser yo misma en toda mi plenitud.

Así que, el mejor consejo es: "Sé tú mismo... si puedes".

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