De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Volver a tener quince años.

Tengo que reconocer que me costó mucho decidirme a ir a esa cena. Me daba entre pereza y miedo. Pereza, porque imaginaba que tendría que explicarle media vida a todo el mundo: a qué me dedico, que me casé y me divorcié, dónde vivo ahora... Miedo porque, si en el día a día voy dejando que el tiempo y la desidia se reflejen en mi aspecto, de repente, para un evento así, sí importan los diez kilos que me he echado encima en un año. Y todos queremos oír un "qué bien te conservas" después de dos décadas.

Pero me decidí. La insistencia de unos y la asistencia de otros terminaron por convencerme.

La semana anterior mi cabeza funcionaba como una centrifugadora. Qué me pondría, quién iría, quién se acordaría de mí, si metería la pata en algo, si iría hecha un adefesio, si me pondría mala, si me diera un bajón, si me aburriría...

Pero todas aquellas preocupaciones acabaron en cuanto abrí la puerta del restaurante y allí estaban todos. Los de siempre. Y como siempre. De repente, los últimos 20 años vividos se borraron de un plumazo y ahí estábamos, como si fuera el día después de terminar las clases. Y desde ese momento, no pude dejar de sonreír. Empecé a retomar emociones, sentimientos, risas. Tenía ganas de abrazarles a todos y de decirles lo mucho que les quería, los buenísimos recuerdos que me quedaban.

Fue un poco como volver a casa y ponerse el pijama. Esa sensación de estar rodeada de gente que te ha conocido cuando aún no eras quien eres ahora, cuando aún el corazón estaba entero, la mente más limpia, la piel más vulnerable y las ganas intactas.

Y descubres cosas de ti que no sabías.

Pero sobre todo, perdí el miedo y la pereza. Es siempre cómodo y seguro volver al lugar donde creciste. Y pienso seguir volviendo.

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Dedico esta breve entrada a la fiel lectora que anoche me animó a hacerlo.
Y esta canción a quien se sentirá aludido al escucharla:
Janey, don't you lose heart - Bruce Springsteen

5 comentarios:

  1. Excelente, como de costumbre. Siempre es bueno tener un lugar en donde refugiarse, y mejor aún si es un lugar lleno de buenos recurdos

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    1. Gracias por tus palabras, Patricio. Es cierto que volver a veces es coger impulso :)

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  2. Me encantan tus palabras, siempre las he seguido. te quiero

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    1. soy Susana, es que no me entero muy bien de cómo ponerme!

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  3. Me encanta saber que siempre estás ahí con tu sitcom particular.

    Un Besazo

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