De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

miércoles, 20 de abril de 2011

Extraña salida.

Están jugando el Real Madrid y el Barça, la final de la Copa del Rey. En el segundo tiempo, me he bajado a la calle a comprar tabaco. Tengo un bar justo en la esquina, nada más salir del portal. Yo pensaba que estaría lleno hasta la bandera de hinchas de unos y otros viendo el partido, pero... estaba cerrado.

Así que me he ido al siguiente bar, una manzana más arriba. La calle estaba desierta, casi completamente. Tan desierta que, la única persona que he visto me parecía sospechosa. No se oía nada. Sólo ha pasado un coche, con paso tranquilo.

He llegado al bar y me he topado de frente con 6 ó 7 hombres sexagenarios, que me han parecido todos el mismo. He dicho un tímido "hola". La máquina de tabaco estaba justo debajo de la tele, así que los 6 ó 7 sexagenarios sólo han tenido que mover los ojos hacia abajo para verme y, una vez vista, los han vuelto a subir a la pantalla. He sacado tabaco de espaldas a ellos y he dicho un tímido "adiós".

He vuelto a la calle y seguía desierta. Bueno, no. Se me ha "semicruzado" un gato negro. Pero era un gato negro de angora, por lo que creo que no cuenta. Un gato con pedigrí no puede dar mala suerte, por muy negro que sea.

El suelo estaba mojado tras la espectacular tormenta de esta tarde, pero la temperatura era tremendamente agradable. Tanto, que me he planteado no subir aún a casa e irme a dar un paseo a disfrutar de la brisa húmeda en mi cara. Pero he pensado que, si me viera alguien, yo le parecería sospechosa. No es normal que a estas horas y con un partido así en la tele, le pueda dar a alguien por pasear...

martes, 19 de abril de 2011

Medidores de tiempo.

El domingo por la tarde tuve sesión de cine casera entre amigos. Decidimos ver "Sexo, mentiras y cintas de vídeo", una peli de 1989, dirigida por Steven Soderbergh. El cine es una de las cosas que te hace darte cuenta de cómo ha pasado el tiempo por nosotros.

No es por las modas (el pelo de James Spader en esa peli, merece una entrada aparte en este blog), ni porque te hagan recordar cómo era tu vida hace veintidós años. Es por comparar lo que sentiste al ver aquella peli entonces y lo que sientes al volver a verla ahora.

Pongo el ejemplo de este título, pero podría poner cualquier otro. Cuando la vi por primera vez, tendría unos 18 años. Tenía el recuerdo de que el ambiente general era bastante oscuro, algo sórdido y de que los personajes tenían unos problemas muy retorcidos. Por no hablar de que el simple hecho de que en la película se hablara de sexo (sólo se habla, no sale ni un pecho de soslayo), ya me parecía lo más de la modernidad.

Dos décadas después, me pareció hasta un tanto ingenua. Dos décadas después, ves con mucha más claridad que los problemas de los personajes no son sexuales, sino que van mucho más allá. Dos décadas después, yo tengo dos décadas más y pienso que qué joven era cuando la vi y qué poquitas cosas me habían pasado en la vida...

Por eso, hay películas que no quiero volver a ver. Como Léolo. Guardo un recuerdo de ellas tan especial, tan bello en ocasiones y tan entrañable en otras, que no quiero que el filtro que los años me pondrían delante si las viera de nuevo, les quitara el halo de magia que aún conservan, porque los recuerda mi cerebro adolescente.
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Esta noche, un tema cargado de glamour y de paso del tiempo:
Champagne and Quail - Henry Mancini.

lunes, 11 de abril de 2011

Dentro de ti.

Me gustaría entrar en ti
por un hueco que me abrieses en tu alma,
para verte desde dentro
de lo que miro.

Volverte a nacer, y yo verlo, y saber tu evolución.
Saber cómo te transformas
en el ser que eras y eres amado.

Sentir con tu tacto el roce
de tu piel de nácar.
Besar tus labios desde dentro de tu boca,
desde ese tú que eres y en el que estoy.

Impregnar mis venas de tu sangre
y llorar tus lágrimas por ti.

Pisarán mis pies y dejarán tu huella
por donde quieras ir.

Me dolerán tus heridas
y hablaré tu voz
cuando digas un "te quiero"
hacia tu interior
y yo esté allí.
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Y un temazo: Too Afraid To Love - The Black Keys.

viernes, 8 de abril de 2011

Me gusta.

Las sábanas frescas.
El olor de las cerillas al apagarse.
El verde de Asturias.
El cielo en todas sus formas.
El Jardín Botánico.
Los hoteles.
La bossanova.
Las sonrisas abiertas.
Las noches de verano.
Viajar con música.
El aceite corporal.
Los coches nuevos.
Una nueva peli de Woody Allen. Y una antigua.
Las ciudades nuevas para mí.
Mis labios.
Los recuerdos de la Sala El Sol.
Las fotos de Atget.
El mar.
Las tartas.
París, París, París.
El maquillaje.
El foie.
Los tacones altos.
Pedro Salinas.
El juego de El Diccionario.
Cuando un niño pequeño dice mi nombre.
Los relojes.
El olor del almizcle.
El cine francés.
Mirar por la ventana.
El Pedro Ximénez.
Lisboa.
La llegada de la primavera.
Carretera y manta.
Mozart.
Hacer fotos, muchas fotos.
El agua con gas.
Acostarme tarde y que no importe.
Los pendientes.
Cantar en inglés.
La tortilla de patatas de mi madre.
Una mirada.
Flotar.
La luz del atardecer reflejada en la piel y en los ojos.
Un sms que no es de publicidad.
Ganar al Trivial.
El humor absurdo.
Las sorpresas.
Pisar hierba descalza.
Una canción oportuna.
Encontrar algo que olvidé que había guardado.
Releer cartas antiguas.
Las voces de Alex Turner y Anthony Kiedis.
Las gotas de agua sobre mi piel tras la ducha.
Tocar cintas de raso.
Mis vinilos viejos.
No querer acabar un libro.
Una carcajada.
Notar que me quedo dormida.
La luna nítida.
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Y esta canción: When The Body Speaks - Depeche Mode.

miércoles, 6 de abril de 2011

Te entiendo perfectamente.

Hace varios años, una amiga y yo intentábamos aconsejar a otra que nos estaba contando sus problemas de pareja. Su chico y ella llevaban una de esas relaciones tortuosas, en las que él suele dar señales claras de que ha perdido el interés y ella suele pensar que en realidad él se comporta así porque, bueno, él es así, muy independiente y suele tener muy mal genio y no le gusta dar explicaciones y está muy liado en el trabajo y blablabla. Le decíamos que, cuando una pareja está enamorada y estable, no tienen por qué existir esas inquietudes. El amor, cuando es amor bidireccional, te hace feliz y no te hace dudar, ni llorar por las esquinas.

Y recuerdo lo que le dije: "Cuando estás bien en el amor, las canciones tristes pierden el sentido. Las encuentras cursis y demasiado dramáticas". Y mi otra amiga me dio la razón.

Me ha venido a la mente cuando he recordado que quiero ver una película que se estrenó ya hace meses: Todas las canciones hablan de mí.

Todo, no sólo las canciones, habla de nosotros. Te enamoras de un tipo que tiene un Audi A3 de color negro y de repente, sólo ves Audis A3 de color negro por la calle. Te dicen que no puedes tener niños y sólo te encuentras mamás empujando sus cochecitos de bebé. Te quedas en números rojos y esta temporada, toda la ropa de las tiendas te parece fabulosa y, encima, te queda bien.

Pero es mentira. Todo está ahí de antes. Todo existe. Pero sólo prestamos atención a lo que habla de nuestras circunstancias.

Claro que yo soy yo y mis circunstancias. Pero ante todo, soy yo. Somos nosotros. Siempre somos nosotros. Y es nuestro carácter el que reacciona ante las situaciones que se nos presentan.

Por eso, no nos vale siempre lo mismo a lo largo de nuestra vida. Necesitamos canciones tristes cuando estamos tristes. Porque necesitamos que nos comprendan y nos encanta saber que hay alguien que ha escrito algo que quiere decir que no somos raros, que no estamos solos. Es más... creo que no hay nada más cruel que escuchar una canción alegre cuando se está triste.
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Así que hoy, dejo una canción que, sin duda, habla de mí: Just The Way You Are - Bruno Mars
¡Y seguro que también habla de ti!:)