De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

sábado, 19 de abril de 2014

¿Se equivocó la paloma?

Hasta hace no muchos años, yo era una chica tímida en determinados ambientes. Supongo que la inseguridad y la sensación de estar rodeada de gente que me parecía superior a mí en un montón de aspectos, hacían que me sintiera invisible en algunos momentos.

Uno de esos momentos eran los viajes de trabajo. Me impresionaban las reuniones, conocer a gente que parecía saber mucho más que yo sobre los temas que se trataban. Y me impresionaba la soltura con la que se enfrentaban a ellos algunos compañeros de viaje. 

Es por eso por lo que aquel soleado día de octubre en una ciudad francesa, cuando mientras corríamos hacia la siguiente reunión una paloma decidió soltar su vientre sobre las cabelleras de mis dos guapos, altos, elegantes, refinados, brillantes y preparados compañeros de trabajo, no pude reprimir una carcajada interna y celebrar una callada victoria. No entendía por qué no me había cagado a mí la paloma, sintiéndome yo aquella chica patosa e insegura en aquel ambiente tan profesional e internacional. Yo solía ser la dueña de la maleta perdida de Iberia, la que se equivocaba de calzado y le mataban las rozaduras, a la que se le rompía la cremallera del vestido justo antes de llegar a un visionado, la que casi perdía el avión... Así que aquella paloma que escogió sus cabezas en lugar de la mía para depositar sus excrementos, me llenó de confianza.

A veces, el mal ajeno nos alegra el día. Así de miserables somos.

Y fueron pasando los años, los viajes de trabajo y las palomas y yo gané en seguridad, sintiendo que no era mejor que nadie, pero sí tan buena como cualquiera. Y esa sensación de que ya no tienes miedo mas que al miedo, de que no puede contigo ningún estirado, de que el poder que sobre ti tengan los demás no se lo otorga nadie más que tú mismo se fue apoderando de mí, haciendo por fin invisible a aquella chica invisible que fui.

Pero ayer...una paloma decidió soltar su vientre sobre mi cabellera. Y eso no hizo más que confirmar que no soy mejor que nadie, pero sí tan buena como cualquiera.
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El tema de hoy, por supuesto, When Doves Cry, Prince and the Revolution.

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