De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

domingo, 29 de agosto de 2010

Second day.

Segundo día en Nueva York. O primero, según se mire, porque lo de ayer sólo fueron unas horitas....

En el post de ayer, escueto por mi cansancio, comenté las tremendas diferencias que hay entre Business Class y turista. Aquello me trajo a la mente un anuncio de la compañía Southern Airways, de los años 70, que Canal + recuperó en el 92, en un especial sobre publicidad. Me ha costado encontrarlo, pero aquí está:
http://www.youtube.com/watch?v=yulxnzAsWEM (no me funciona lo de insertar vínculos, así que es mejor que copiéis y peguéis).

Pues algo así sentí...

Bueno, estoy de broma... ¡pero mis riñones, no!

Un taxi nos trajo al hotel, en medio de un tráfico infernal. O mejor dicho, un extraño tráfico infernal. Una autopista de 4 carriles, atestada de coches en ambos sentidos, pero por la que, curiosamente, todo el mundo circula a unos 90 kms/h.

Entramos por el puente de Queensboro, desde donde vimos todo Manhattan iluminado. Todas aquellas bombillas dibujaban la conocidísima forma del skyline de Nueva York. Poco a poco, calle a calle, nos metimos de lleno en la ciudad, en medio de la cual está nuestro hotel.

Se encuentra en la calle 41 Este, también conocida como Library Way, porque lleva directamente a la entrada de la Biblioteca de Nueva York. Las aceras están llenas de placas doradas con textos breves de Albert Camus, Ernest Hemingway, Lewis Carroll...
El hotel está dedicado enteramente a los libros. En recepción y en la sala de desayunos hay muchísimos libros de todas clases. Cada planta está dedicada a un género distinto y cada habitación, a un subgénero. Nosotros estamos en la octava planta, dedicada a la novela y nuestro cuarto es, concretamente, el de la literatura erótica. El más entretenido del hotel, ¡vamos! Está llena de libros dedicados a las artes amatorias, casi todos en inglés o en italiano y muchos, con "interesantes" ilustraciones. Nada que ver con lo aburrida que debe ser la habitación contigua, dedicada a "Los clásicos".



Para luchar contra el jet-lag, nos dimos una vuelta hasta la hora de dormir. Y nos encontramos con la maravillosa estación central, escenario de un montón de películas, entre ellas, Con la muerte en los talones. Un laberinto de mármol, pasadizos y escaleras, presidido por su famoso reloj de cuatro esferas y un techo abovedado con las constelaciones del Zodíaco pintadas en dorado sobre verde.

A la salida, un perrito caliente callejero y algo de música de fondo en las esquinas. Y el imponente edificio Chrysler, brillante y plateado en su cima y custodiado por sus gárgolas.

Pero eso fue ayer. Hoy hemos empezado el día con un opíparo desayuno en una agradable sala con libros y piano de cola. Bagels, cruasanes, zumo de pomelo y un bol de frutas frescas (arándanos, piña, melón cantalupo, uvas y fresas). Si me las presentaran así, cortaditas y lavadas cada mañana, las desayunaría siempre, seguro...

Y luego, largo, largo paseo de mañana dominical. Quinta Avenida: unas cuantas tiendas famosas, aún cerradas a esas horas. Y la famosísima Apple Store, un original local subterráneo al que se accede por un cubo de cristal que hay en la superficie.


Pies entrando y saliendo de la Apple Store.

Es extraña mi reacción ante la ciudad. La he visto tantas veces en el cine, las series, las fotos... que creía que la conocía y, en cambio, una vez aquí, las cosas no me resultan como imaginaba. ¿Os ha pasado alguna vez que soñáis con un sitio que conocéis mucho, pero en el sueño no se parece a la realidad? Pues a mí me pasa así, pero al revés. Estoy desubicada.

Y como es una ciudad que hasta ahora sólo había visto en cine o tele, resulta que ahora la encuentro silenciosa. Siempre había recorrido sus calles en escenas ambientadas con música, o con el ruido infernal del tráfico, pero en directo, no me ha dado esa sensación en absoluto. No es desagradable acústicamente hablando.

Mañana continuaré. Me cuesta escribir, porque lo hago al final del día y aquí estoy llegando a las noches con demasiado cansancio...

Así que, mañana hablaré de Central Park, 9th Avenue, Macy's y el restaurante Pera, de Madison.

Besos exhaustos desde la Gran Manzana.

----------
Si me pidiérais un tema musical, hoy os daría este, relajante y suave, para dormir bien, soñar con lo que más deseéis y dejar volar la imaginación hasta donde alcance:
http://open.spotify.com/track/4wGZEPwMAYnctthqFYrBSR
Amore - Ryuichi Sakamoto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario