De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

jueves, 10 de marzo de 2011

Harta del Arte.

Creo que estoy harta de los "listos". Lo que voy a plantear aquí es una reflexión más que habitual en los debates caseros, pero es que también es más que habitual encontrar el tipo de cosas de las que me voy a quejar.

Hace un rato he leído un artículo en el que se ponía verde a los best-sellers, argumentando que no son Literatura. Suele pasar: en cuanto algo se vende por millones de ejemplares, ya es malo. Ya no es Arte.

Sucede también con la música. Lady Gaga es un horror, porque llena campos de fútbol. En cambio, la música como Arte, está escondida en la programación de un pequeño local de conciertos del barrio de Carabanchel. Pero nadie la sabe valorar.

Entonces ¿qué es el Arte? ¿Es algo tan superior a nosotros, casi divino, que sólo pueden entenderlo y valorarlo quienes lo crean y tres o cuatro elevados que lo comprenden?

Entiendo, además, que el artista, por definición, aspira a ser pobre, porque en cuanto un músico entre en las listas de éxitos, ya es un producto comercial. Ya no mola. Lo que mola es decir el nombre de un grupo y que no lo conozca nadie. Lo que mola es leer un libro del que sólo se han editado 100 ejemplares y cuya editorial cerró semanas después de la publicación.

Encumbramos lo minoritario, magnificamos lo que conocemos menos y todo eso no es más que el producto de un tremendo complejo de inferioridad o superioridad, según el caso: "No lo entiendo, así que tiene que ser buenísimo" o "Lo entiendo perfectamente; por fin un autor a la altura de mi intelecto".

Los autores minoritarios no pueden quejarse de que Ken Follet o Carlos Ruiz Zafón vendan como churros. Tendrían que estar felices de ser minoritarios. Según sus propias teorías, significa que son buenísimos.

Además, estoy segura de que los grandes autores incomprendidos, se comen más de una hamburguesa, aunque éstas no sean precisamente "Gastronomía".

Pretender que todo el "Arte" sea de una calidad exquisita es como pretender que toda la humanidad tenga un intelecto y una sensibilidad extremos, amén de bastante tiempo libre para pararse a profundizar. Y nos quedan varias glaciaciones para conseguir eso.

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