De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

domingo, 2 de enero de 2011

Mi tocadiscos.

Un tocadiscos, hoy en día, es, sin duda, una antigualla. Aún se siguen usando entre algunos disc-jockeys (bueno, ahora se dice dj), pero a casi nadie se le ocurre comprarse uno para casa.

En cambio, a mí me regalaron uno los Reyes Magos hace un par de años.

En mi casa, la música siempre ha estado presente. Desde que nací, no he dejado de escucharla. Y sé que a gente más mayor que yo, le choca que me sepa de memoria canciones de principios de los 70.

Por eso, lo de "esa canción es de mi época", para mí no tiene mucho sentido. Todas las canciones son de mi época.

Esta mañana, a raíz de un programa de televisión, he recordado una canción que tarareaba cuando sólo tenía 4 años y me ha parecido casi mágico poder acercarme a mi estantería, sacar un disco de vinilo, ponerla en el plato y escucharla. No, no me ha dado por buscarla en Youtube o en Spotify. Me ha dado por poner el disco.

Hacía tiempo que no desempolvaba mis vinilos. No tengo tantos como quisiera, ni tantos como tenía hace 20 años. No sé por qué, muchos se han "traspapelado". Pero los que quedan son un tesoro para mí.

Tener esas canciones ahí, me resulta muy distinto a tenerlas disponibles en la red. Las que tengo aquí son más mías y no porque las haya pagado, sino porque me parece que están, físicamente, en esos surcos negros.

Recuerdo lo que era para mí comprarme un disco. O que me lo regalaran. Me sentía tremendamente afortunada cuando conseguía el que quería. En mi casa, siempre hubo. Mis padres compraban muchos antes de que yo naciera. Pero nunca olvidaré los dos primeros que me regalaron: el primer LP de Mecano (el del reloj en la portada) y "Bravo Muchachos", un recopilatorio de Miguel Bosé. Los dos son de 1982, así que yo tenía 10 años (ahora se entiende lo de Miguel Bosé). Fue increíble para mí la sensación de que me regalaran esos discos. De verdad, no había nada mejor que me pudieran regalar.

Quitarle el plástico. Buscar dentro, con ansia, por si venían las letras de las canciones. Sacar el vinilo y verlo brillante, nuevo, resplandeciente, sin un arañazo. Colocarlo en el plato y situar la aguja en el surco de mi canción favorita... Nunca será lo mismo que teclear el título en Google, ni pinchar en el icono del archivo. Sé que eso mismo dirán de los mp3 dentro de 30 años, cuando vete tú a saber cómo escucharemos música. Pero mi recuerdo romántico procede de estos plásticos y no de unos cuantos bytes.

Por eso no podría deshacerme de ellos. De ninguno. Y, por supuesto, no podría prescindir de mi pequeño tocadiscos.
----------
Hoy, una canción de mis vinilos:
It's My Life - Talk Talk

No hay comentarios:

Publicar un comentario