De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Confesiones de una lectora.

Creo que nunca he tardado tanto en terminar de leer un libro. Llevo con este desde principios de octubre. Y no es que sea especialmente largo. Es porque suelo dedicarle a la lectura un rato por las noches, antes de apagar la luz y en estos dos meses, la mayor parte de las veces, me he dormido enseguida (debería estar contenta, es una buena señal para alguien como yo, que tiene el sueño difícil).

El caso es que no me importa que me esté durando tanto, porque no quiero dejar de leerlo. No se trata de gran literatura, ni tampoco es una historia de esas que te tienen en vilo. Ni siquiera me siento identificada con el ambiente en el que está inspirado. Más bien al contrario, creo que se trata de una de las pocas veces que un libro me engancha precisamente por lo poco identificada que me siento con el personaje y con su forma de ser.

Cuando lo compré, en la Fnac, buscaba algo ligero, simplón. Algo con humor que no me hiciera pensar. Se titula "Confesiones de un camarero" y pensé que se trataba de una recopilación de posts del blog Waiter Rant (http://waiterrant.net), donde un camarero contaba las vicisitudes de su profesión.

De lo que en realidad se trata es de una especie de relato de cómo y por qué un hombre que iba para sacerdote, llega a ser camarero, tras fracasar en sus incursiones en el mundo del marketing y de los servicios sociales en centros de rehabilitación y de cómo es el día a día de un restaurante italiano de nivel medio-alto en Nueva York, desde el punto de vista de sus empleados.

El narrador/descriptor es un hombre de 38 años con bastantes callos en el alma. Es un tipo duro, que no oculta su seguridad en sí mismo, ni lo mucho que se quiere. Y que no tiene pelos en la lengua. Y eso es lo que me encanta, que al leerlo, parece darle una bofetada a mi mente ingenua, diciéndole "espabila". No me cuenta lo que quiero leer. A veces, me desagradan ciertas opiniones o actitudes que él defiende, pero eso es precisamente lo que me gusta del libro. E, incluso, lo que hace que termine "sintiendo" algo por él. No hace un dibujo bonito de sí mismo, ni de su profesión, pero está diciéndome todo el rato: "esto es lo que hay" y me resulta tan sincero que, me gusta "lo que hay".

Muchas veces, incomprensiblemente, me siento mucho mejor cuando tengo que intentar comprender a alguien que cuando encuentro a alguien que me comprenda a mí. Seguramente es porque lo único que me hace verdadera ilusión en esta vida es la posibilidad de aprender, casi "lo que sea".

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Siempre he dicho que la música pop española no me fascina. No soy fan de Mecano (salvo de los inicios), ni de Alejandro Sanz, ni mucho menos de La Oreja de Van Gogh. Especialmente estos dos últimos ejemplos, me repatean. Pero hay un grupo que forma parte de esas extrañas excepciones que confirman esta regla: Radio Futura. La voz del tremendamente atractivo Santiago Auserón, ayuda bastante. Así que hoy elijo un tema de este grupo, del año 1985, que me encantaba en su momento y que para mí ha aguantado el paso del tiempo.
Han caído los dos - Radio Futura.

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