De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Belleza.

Cuando tenía unos quince años, había un chico en mi colegio, unos tres años mayor que yo, al que recuerdo saliendo de clase, en la calle, con un plumas Roc Neige azul marino y rojo, sin mangas, bajo el que llevaba una impoluta camisa blanca. Tenía un pelo precioso, castaño claro, que brillaba muchísimo cuando le daba el sol y cuyo flequillo se movía graciosamente cuando él resoplaba hacia arriba. Además, su sonrisa era simplemente deslumbrante. Nunca llegué a cruzar una palabra con él. Nunca supe si era simpático, o inteligente, o dulce. Pero, cada vez que le veía, me entraban unas enormes e incontenibles ganas de llorar. Se me ponía un nudo en la garganta y en el estómago, se me saltaban las lágrimas y una enorme emoción física me recorría. Sólo por su belleza. Sólo por contemplarle. Jamás ocupó un lugar en mi corazón, pero mi reacción física era instantánea.

Aquello volvió a sucederme un 25 de julio, el día que subí a lo alto de Notre Dame de París. El sol se reflejaba en el Sena. Estar allí, junto a las gárgolas, hizo que mis lágrimas salieran a borbotones y que me faltase la respiración. Lloraba con una enorme sonrisa. Lo recuerdo como uno de los momentos más felices de mi vida. Ese día fui FELIZ, con mayúsculas. Y eso, a pesar de estar enferma, sola y muchas cosas más.

Fue la misma emoción que sentí al borde de Cabo Vidío, en Asturias. Siempre he dicho que, si me pierdo, me busquen allí. He ido ya muchas veces, pero la primera se me metió dentro.

Así que, claro que puedo entender lo que le sucedió a Stendhal en la Santa Croce (aunque allí, a mí no me sucediera lo mismo). Soy tremendamente sensible a la belleza. Una belleza que puede estar en cualquier parte y en cualquier cosa o en cualquier escena. Una belleza que me remueve físicamente, que hace que mis emociones exploten en forma de lágrimas y de felicidad.

La belleza también duele, pero es un dolor tan placentero...

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Hoy me apetecería dejar cientos de canciones, así que voy a poner más de una. Todas ellas, me han hecho llorar de belleza.

Europa (Earth's Cry Heaven's Smile) - Santana
Smile - Nat King Cole
The way we were - Barbra Streisand
Unfinished Sympathy - Massive Attack
When the body speaks - Depeche Mode

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