De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

sábado, 14 de enero de 2012

De cada década.

Cualquier tiempo pasado fue mejor... excepto el de la década anterior.

Sí. Es una conclusión a la que llegué el otro día, así, de repente, sin darle muchas vueltas. Más bien, primero pensé la frase y luego busqué la forma de hacer que fuera cierta. ¡Y es cierta!

Una década sólo será buena cuando hayan pasado al menos 20 años desde su inicio.

La primera década en la que yo tuve criterio para decidir lo que pensaba de la anterior fue la de los 80. La empecé con 8 años y la acabé con 17. Y durante toooodo ese tiempo, odiaba los 70. Los pantalones de campana me parecían un espanto. Las solapas grandes, las películas, la música... Con lo contenta que andaba yo con mis calentadores, los pantalones aquellos que se enganchaban en los pies, el tupé, las hombreras, Modern Talking...

Pero claro, llegaron los 90 y, un día, ataviada con un vestido de terciopelo brillante del que hacía aguas, adornada con dos fabulosos pendientes dorados y negros colgando de mis orejas y escuchando tranquilamente a Mariah Carey en mi walkman Sony, cayó en mis manos una foto del 86 y pegué un grito ante tal espanto. Poco tiempo después, me compré un pantalón de campana y un disco de ABBA. ¡Los 70 eran magníficos!

Y ¿veis? Aún nadie echa de menos el look de Belén Rueda en el Vip Noche. ¡Ni a Mariah Carey! Porque, aunque estamos en la segunda década del siglo XXI, nuestro espíritu aún no se ha renovado, pero ya veréis, ya, cuando pasen 3 ó 4 años y empecemos a copiar aquel inconfundible estilo de las hermanas Valverde en la época Lazaroviana de Telecinco. De hecho, ya llevamos muchos cuantos años adorando a los 80. Vuelven las hombreras, aquellos horribles pantalones... y no me digáis que The Killers o Hurts no podrían ser competencia directa de Ultravox o Erasure.

De todas formas, el siglo XXI me está dando la sensación de que todavía no ha encontrado una identidad demasiado definida. Claro, que eso mismo pensaba yo en el 86. Es como que todo vale (menos lo de los 90, claro).

Eso sí, una vez superada la prueba de los 20 años, cualquier década ya pasa a ser clásica y se convierte en un icono. Hoy en día puedes tener en el armario un vestidito tipo charlestón, una falda por debajo de la rodilla, peinarte con ondas al agua, una falda con cancán, un abrigo evasé, una blusa hippy, unas mallas de colores... porque pertenecen a décadas consolidadas y respetables.

Todo esto me hace pensar que sólo nos aceptamos a nosotros mismos cada 20 años. Por eso siempre se repite la historia, por eso la humanidad nunca aprende. Porque sólo reconocemos los últimos errores que hemos cometido. Los demás, nos parecen perdonables. Son errores "vintage".

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