De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

jueves, 27 de enero de 2011

La familia feliz.

Esta mañana he leído una crítica sobre el nuevo programa de TVE, En Familia. El autor carga contra su contenido porque dice que se trata de un espacio muy blanco y muy azucarado y que presentaba a un montón de familias felices y dicharacheras. Además, dice que este tipo de espacios presentan un mundo idealizado y demasiado optimista.

¿Y qué?

No pasa nada porque haya espacios que no sean de denuncia social. ¿Acaso la televisión sólo está para dar malas noticias? Quizás tenga más morbo recrearse en las desgracias ajenas, claro. Consuela mucho más saber que hay gente que está peor que uno. Pero ¿no es lícito tener un espacio que no hurgue en las heridas ajenas, que no saque audiencia nutriéndose únicamente de las miserias de los demás?

Las programaciones de todas las televisiones están plagadas de noticias sobre familias destrozadas por los malos tratos, por las enfermedades, por la extrema pobreza. Y creo que no está mal que alguien nos muestre el lado opuesto: gente sencilla, con problemas cotidianos, que vive en una razonable felicidad. En un razonable equilibrio. Está claro que esto no puede mostrarse como noticia, porque afortunadamente, la violencia y la tragedia, siguen siendo algo "extraordinario". Pero no sería justo que, cada vez que nos asomáramos a la ventana de nuestro televisor, sólo pudiéramos ver penurias.

El mundo está hecho un asco. Pero eso nunca ha cambiado a lo largo de la Historia. Siempre ha habido malos tratos, asesinatos, miseria, abandonos, violaciones, secuestros, robos. Y seguramente, antes, muchos más que ahora. Lo que pasa es que el exceso de información sobre este tipo de sucesos, nos desesperanza, nos deprime, nos hace creer que el mundo es un lugar horrible.

La vida es esto. La vida no es, en general, ni absolutamente trágica ni completamente feliz. Hasta en las situaciones más duras, hay instantes de alivio e incluso hasta de humor. Es cierto que hay mucha gente mala, pero no lo es menos que existe un montón de gente buenísima que se encarga de paliar los dolores de los que peor lo están pasando.

No pasa nada porque haya un programa optimista. No pasa nada por irse a la cama una noche con una sonrisa.
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Hoy, un viejo tema...
Blue World - The Moody Blues.

jueves, 20 de enero de 2011

Las niñas, con las niñas.

Esta mañana me he enterado de la polémica que ha surgido en Francia por la publicación de un reportaje fotográfico de moda en Vogue, protagonizado por niñas de unos siete años, vestidas y maquilladas como mujeres adultas y adoptando gestos y posturas dignos más de Kate Moss que de Melody (cuando aún cantaba aquello de "Soy una rumbera").

Los detractores de este reportaje argumentan que ese tipo de fotos promueven la pederastia. Y yo, que normalmente soy bastante liberal y que pienso que a veces se sacan las cosas de quicio por falta de sentido del humor o de criterio... esta vez estoy del lado de los detractores. No sé si las fotos promueven la pederastia, pero desde luego, no me parecen para nada apropiadas. Y creo que estoy completamente libre de sospecha en cuanto a la limpieza de mi mirada.

No creo que en el arte valga todo. Y mucho menos cuando hay niños de por medio. Esas tres criaturas, dentro de 10 años serán, seguramente y a juzgar por sus físicos actuales, unas bellísimas mujeres capaces de protagonizar los sueños de cualquier hombre. Pero a la edad que tienen ahora, el aspecto que presentan en esas imágenes, provoca una mezcla de pena y rechazo.

No se trata de tres nenas calzándose los tacones de mamá o pringándose los labios de carmín rojo pasión. Se trata de tres menores (muy menores) vestidas y fotografiadas para inspirar pasiones que ni ellas mismas conocen o siquiera sospechan aún. Porque, sea buena o mala la intención que tenían los creadores del reportaje, el resultado es que intentan emular, sin gracia, a las modelos adultas con poses sensuales y glamourosas, adjetivos que no deberían calificar nunca a un niño pequeño.

Además... esas niñas ahora son conocidas mundialmente y no creo que eso les beneficie en nada más allá de lo económico.

Por supuesto, todos los ejemplares a la venta se agotaron en tres días. No me extraña. Yo misma he corrido a ver las fotos cuando me he enterado de la noticia. ¿Será la curiosidad o las ganas de juzgar por sí mismos lo que ha empujado a la gente a comprarla? Espero que, en la mayoría de los casos, sea así.

Me gusta mucho la moda. No la sigo, pero estoy enterada de las tendencias, los diseñadores, los clásicos... Pero este tipo de tonterías que a veces tiene ese mundo, me saca de quicio.
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Yo, a su edad, escuchaba cosas como esta:
Owner of a lonely heart - Yes.

lunes, 10 de enero de 2011

Consejos.

Me fascina ver la diversidad de caracteres, formas de pensar, enfoques de la vida que existen. Es algo obvio, pero comprobarlo es de lo más interesante.

Cuando le cuentas algo a los demás, algo que te sucede, o planteas algún problema, casi nadie coincide en su manera de verlo. Casi nadie te da una opinión igual a otra, ni un consejo igual a otro.

¿Depende de la personalidad de cada uno? ¿De las circunstancias actuales de cada persona? ¿De sus vivencias? ¿De su experiencia? ¿De lo que piensan de ti? Probablemente dependa de todo eso, incluso a la vez.

Eso me lleva a pensar que sólo hay dos caminos: o escoger a una sola persona para que te aconseje en un momento determinado, o escogerte a ti mismo y tomar tu opinión como la única válida. Y probablemente, esta última sea la opción correcta.

Un mismo hecho tiene maneras distintas de resolverse. Tan distintas como cada uno de nosotros. Está bien escuchar, valorar... pero al final, siempre es nuestra vida, nuestro trabajo, nuestros sentimientos, nuestro dinero o nuestra salud lo que está en juego.
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En definitiva...
Everybody's Talking - Nilson.

viernes, 7 de enero de 2011

Por un casual.

Hoy me ha sucedido una cosa curiosísima. Una de esas casualidades que le dan a la vida una vida...

Me encanta jugar. A juegos de mesa, principalmente. Y a juegos de mesa on-line, aunque sea algo casi contradictorio. A veces juego en una página de Internet a varias cosas y en esa "sala de juegos", tienes la posibilidad de comunicarte con tus contrincantes. La mayor parte de las veces sólo uso esa posibilidad para decir "suerte" o "enhorabuena" o "vaya por Dios". Pero a veces, alguien suelta un chiste y te ríes y tú sueltas otro. Pues bueno, eso ha pasado hoy. Y tras el segundo chiste, mi contrincante me ha preguntado cuántos años tengo. No he querido contestar y he dicho que soy muy vieja y que tengo todos los años del mundo. Pero ha insistido y, como yo no sé mentir (no sé por qué, tengo esa estúpida incapacidad), he dicho la verdad. Y me dice: "¡Yo también! Soy del 72". Y añade: "¿de qué mes? Yo de mayo". Vaya... yo también, yo también... Hasta que al final, concreta el día y... ¿adivináis? Sí. Nacimos los dos exactamente el mismo día.

Por supuesto, no me lo creería si él no hubiera dicho antes el mes y el día, pero ha sido así. Y lo más gracioso es que, cuando juego en esa página, suelo hacerlo casi siempre contra la misma gente, es decir, suelo tener siempre los 5 ó 6 mismos contrincantes.

De todas las páginas de juegos de Internet, de todos los jugadores de esa página y de todos los de ese juego en concreto, yo juego con 5 ó 6 y uno de ellos nació dos horas antes que yo. Y, encima, nos lo decimos. Porque de los otros 4 ó 5, no tengo ni idea de sus edades, ni ellos de la mía.

Casualidades como esta, nos suceden a todos de vez en cuando. Sabemos que pasan, que forman parte de la vida, que no son milagros, porque son posibles, pero siempre nos sorprenden, soltando un chispacito, haciendo que tengamos algo que contar, o algo que escribir una noche en un blog.

¿Cuántas coincidencias como esta podríais contar? Seguro que muchas. Seguro que se podría escribir un buen anecdotario juntando las de 3 ó 4 personas.

¿Quién no conoce a alguien que se ha encontrado a un conocido en medio de un bosque de un país extranjero? ¿O a alguien cuyo vecino resulte ser el primo hermano de su ex cuñado?

Una de las coincidencias más curiosas que me han contado es la de una pareja que estaba enseñando fotos antiguas a unos amigos. En una de esas fotos, salía la chica con esos amigos tomando algo en un chiringuito, cuando aún no conocía a su marido. De repente, sus amigos se dan cuenta de que en esa foto, también está el marido, en el mismo chiringuito, en la mesa de al lado, con otro grupo de gente. Y la pareja no se había dado cuenta de ese hecho hasta entonces. ¿No es genial?

La vida tiene unos trucos, unos recovecos, unos ires y venires, que la hacen realmente entretenida y que generan, sobre todo, muchos temas de conversación.
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La recordé el otro día:
God Gave Me Everything - Mick Jagger.

martes, 4 de enero de 2011

Queridos Reyes Magos.

Esta semana es casi una aventura atravesar las calles. Y mucho más lo es atravesar una tienda. Todo el mundo está comprando. O todo el mundo está intentando comprar.

Y aunque a mí me encanta hacerlo, me paro a pensar y es precisamente ahora cuando me parece que regalar pierde todo el sentido.

Estamos obligados a hacerlo. Tenemos que encontrar algo maravilloso que guste a quienes queremos. O, al menos, algo que necesiten. Y es precisamente cuando, la mayoría de las veces, no encuentras lo que buscas.

En ocasiones, es porque no se te ocurre nada, porque temes no estar a la altura, o porque la persona en cuestión parece tener de todo. Y en otras ocasiones es porque, aunque lo tengas clarísimo, cientos de personas también lo han tenido igual de claro y ese producto en concreto está agotado.

"Está agotado". Es una frase que todos tememos en estas fechas, o en los cumpleaños... ¿Somos todos así de simples? ¿Todos tenemos los mismos gustos? ¿Y las mismas tallas?

Regalar debería significar algo parecido a "te quiero". Y un "te quiero" dicho sólo en bodas, lechos de muerte o aniversarios, no tiene más sentido que comer torrijas en Semana Santa.

Pero un regalo a destiempo... es algo que no se olvida. Seguramente, muchas veces no podamos recordar qué nos regaló fulanito hace dos navidades. Pero si fulanito apareció un día, así, porque sí, con un paquetito bajo el brazo, cualquier jueves por la tarde, es probable que no lo olvidemos nunca.

Estamos obligados a comprar, igual que lo estamos a comer turrón, o a ser felices en estas fechas.

Comamos turrón todo el año. Seamos felices todo el año. Y, por supuesto, regalemos todo el año. Es más barato y más fácil que lo que busquemos no esté agotado. Y, encima, no lo olvidarán.

Felices Reyes.
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Y yo voy, y os regalo esta canción:
Amazing - George Michael.

domingo, 2 de enero de 2011

Mi tocadiscos.

Un tocadiscos, hoy en día, es, sin duda, una antigualla. Aún se siguen usando entre algunos disc-jockeys (bueno, ahora se dice dj), pero a casi nadie se le ocurre comprarse uno para casa.

En cambio, a mí me regalaron uno los Reyes Magos hace un par de años.

En mi casa, la música siempre ha estado presente. Desde que nací, no he dejado de escucharla. Y sé que a gente más mayor que yo, le choca que me sepa de memoria canciones de principios de los 70.

Por eso, lo de "esa canción es de mi época", para mí no tiene mucho sentido. Todas las canciones son de mi época.

Esta mañana, a raíz de un programa de televisión, he recordado una canción que tarareaba cuando sólo tenía 4 años y me ha parecido casi mágico poder acercarme a mi estantería, sacar un disco de vinilo, ponerla en el plato y escucharla. No, no me ha dado por buscarla en Youtube o en Spotify. Me ha dado por poner el disco.

Hacía tiempo que no desempolvaba mis vinilos. No tengo tantos como quisiera, ni tantos como tenía hace 20 años. No sé por qué, muchos se han "traspapelado". Pero los que quedan son un tesoro para mí.

Tener esas canciones ahí, me resulta muy distinto a tenerlas disponibles en la red. Las que tengo aquí son más mías y no porque las haya pagado, sino porque me parece que están, físicamente, en esos surcos negros.

Recuerdo lo que era para mí comprarme un disco. O que me lo regalaran. Me sentía tremendamente afortunada cuando conseguía el que quería. En mi casa, siempre hubo. Mis padres compraban muchos antes de que yo naciera. Pero nunca olvidaré los dos primeros que me regalaron: el primer LP de Mecano (el del reloj en la portada) y "Bravo Muchachos", un recopilatorio de Miguel Bosé. Los dos son de 1982, así que yo tenía 10 años (ahora se entiende lo de Miguel Bosé). Fue increíble para mí la sensación de que me regalaran esos discos. De verdad, no había nada mejor que me pudieran regalar.

Quitarle el plástico. Buscar dentro, con ansia, por si venían las letras de las canciones. Sacar el vinilo y verlo brillante, nuevo, resplandeciente, sin un arañazo. Colocarlo en el plato y situar la aguja en el surco de mi canción favorita... Nunca será lo mismo que teclear el título en Google, ni pinchar en el icono del archivo. Sé que eso mismo dirán de los mp3 dentro de 30 años, cuando vete tú a saber cómo escucharemos música. Pero mi recuerdo romántico procede de estos plásticos y no de unos cuantos bytes.

Por eso no podría deshacerme de ellos. De ninguno. Y, por supuesto, no podría prescindir de mi pequeño tocadiscos.
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Hoy, una canción de mis vinilos:
It's My Life - Talk Talk